Francisco Butiñá había nacido y vivido en un ambiente de taller. Sus padres tenían un taller de hilado y tejido de cáñamo y lino. Desde muy joven, trabajó en el taller familiar junto a otros asalariados. Antes de ser jesuita, es decir, antes de los 20 años, hizo dos viajes a Génova para comprar materia prima, lo que indica que conocía muy bien el negocio.

Era un hombre observador y sensible. En las cartas que escribe a su familia y amigos expresa el dolor que le produce ver los campos secos, porque la gente no podrá cosechar y no tendrá para comer, se conmueve ante las filas de indigentes que acuden a las puertas de los jesuitas mendigando un poco de pan, se compadece ante los pobres hasta el punto de perder el apetito y el sueño.  

Cuando volvió a Cataluña se vio envuelto por la realidad de la naciente industrialización. Era un hombre amante del progreso, que valoraba muy positivamente el avance de la ciencia y la técnica. Pero también se sintió impresionado ante la dura realidad del hombre y la mujer trabajadora.

A finales del siglo XIX, en las fábricas se trabajaba de 14 a 16 horas diarias, en condiciones inhumanas a cambio de un salario miserable. Las mujeres estaban sometidas a todo tipo de abusos. Las fábricas carecían de ventilación. Eran frecuentes las enfermedades que se producían por aspirar sustancias tóxicas. Muchos trabajadores sufrían accidentes y quedaban mutilados o morían. 

Francisco es también un hombre creyente. Y mira al mundo obrero y mira al Evangelio. Y descubre en Nazaret una respuesta… una esperanza para ese mundo. Porque allí, en Nazaret, Jesús fue obrero, como ellos, uno de tantos.

Pero… ¿cómo transmitir esta proximidad de Jesús al mundo obrero?

Y como el amor se pone más en las obras que en las palabras, busca transformarse en vida, en hechos… Butiñá es un hombre de acción, que se compromete con gestos concretos: ya no se va a dedicar más a la ciencia y la teología, sino a los trabajadores. Toda su vida, a partir de este momento, la va a dedicar a la evangelización de los trabajadores. Y conmovido por la situación de las obreras, crea para ellas un Taller.